Carola, la madre, reconoce el cuerpo embolsado. El gobernador Scioli trata de acompañar. La cámara especialmente traída de la agencia oficial Télam registra el momento histórico. |
Cuando hoy se cumplen dos semanas de la desaparición de la menor Candela Sol Rodríguez (11) de su casa de Villa Tesei, cuando oficialmente difundieron e instalaron que tenía que encontrarse con compañeritas de un grupo de boy scouts de la parroquia cercana, encuentro que jamás existió porque al parecer nadie planeó, a la ministra Nilda Garré se le ocurrió agigantar la burocracia estatal con un cuerpo especial antisecuestros y desde el gobierno y sus aplaudidores oficiales arreciar contra los medios masivos de comunicación por ser responsables de todo, salvo del asesinato de la criatura, ocurrido hace una semana y divulgado al día siguiente, cuando apareció el cuerpo en un descampado, exactamente en un lugar a cinco cuadras de la comisaría 2ª de Villa Tesei donde se había instalado especialmente un Comité de Crisis y donde dos años antes habían liberado al hijo de un narco de la zona que pagó por el rescate y juró venganza con los hijos de los nueve participantes del hecho, donde, según asegura la enésima versión, habría participado el padre de Candela, actualmente preso por pirata del asfalto y alojado en el penal de Magdalena para salvarlo de las represalias de sus compañeros, que lo acusan de buchón.
Del caso ya nos hemos ocupado en otro lugar para que sea caso y no otra cosa. Nació detonante. Y hasta se podría decir que metódicamente tergiversado. La Nube Tóxica K habla de la distorsión mediática, que en la historia del hombre es anterior a lo mediático y desde la instalación de la Sociedad del Espectáculo, en los '60, no puede achacarle a los supuestos monopolios desestabilizantes que a las tres horas de formalizada una denuncia por averiguación de paradero, pasando como alambre caído disposiciones varias, se pongan en la zona 300 hombres y antes de las 36 horas se lleven a cabo 500 allanamientos. Y que la señora Carola Labrador, una en principio desesperada madre víctima de un hecho atroz, se revelara sorpresivamente como una metódica goteadora de información que decía lo que creía realmente lo conveniente, nada reprochable, por cierto, pero de hecho, prácticamente, comandó la investigación y debe asumir su parte en los trágicos resultados.
Todo apuntó al sentimentalismo de una situación límite desde donde se la mirara. Ni funcionarios ni periodistas comemierda revelaron que el fallecido abuelo materno de la criatura, donde Alberto Labrador, fue durante doce años concejal del Partido Justicialista de San Martín, puntero de Carlos Brown nada menos que en la zona de Villa Korea, de donde son todos, también los Rodríguez, que un tiempo antes una tía de la nena había sido sigilosamente secuestrada, que la otra tía es pareja del Huevo Martín, sindicado como narco de la zona. En fin, casi frívolo: en las últimas elecciones primarias Carola fue fiscal de mesa del PJ duhaldista, núcleo al que pertenece todo el grupo familiar y la novia del Huevo tenía una página en Facebook con unas hermosas fotos en el camarote de un crucero más que lujoso, también lucía haciendo facha arriba de una Kawasaki de varias decenas de miles de dólares y en otra, lucía repantigada felinamente sobre la trompa de un auto sport de alta gama. Esta mujer se rasgó sobreactuadamente frente a las cámaras, después del entierro, clamando por las mentiras periodísticas y porque el pueblo los había abandonado (sic), pero que iban a volver y que iban a encontrar a los autores y los iban a hacer mierda, todo sic.
A todo esto, en manifestaciones de demasiado dolor para ser ciertas, nadie atina a responder lo elemental. Viven en un barrio de clase media baja, viven en tal condición, aparecen con algunos atuendos que desentonan un poco, ¿de qué trabajan? Porque abuelito Labrador era del palo de Yamil Chabán, el socio de Omar en República Cromañón, obviamente antes de la catástrofe, porque todos son de San Martín, y tenía a su cargo, como buen concejal justicialista que también supo ser, la contratación de personal para la trágica bailanta, salón de recitales, no se sabe, una maraña de truchadas papeleras, habilitaciones sospechosas, etc., y el personal, al mejor estilo ni yanqui ni marxista, todo en negro, como no podía ser de otra manera.
Dentro de este mapa social del asesinato de la pibita, después de una primera relación sentimental juvenil con un tumbero del que también tiene un hijo, Carola se habría encontrado laborando en el bufet de una canchita al lado de Villa Korea, donde dos semanas atrás chuparon a su cuñada política un comando con uniformes policiales, fusiles FAL y otros despliegues, el que fue liberado por el correspondiente monto en euros y especies, estas consistentes en varios kilos de merca de la buena. Las malas lenguas la acusan como al actual marido, con el que sigue manteniendo relaciones y se va hasta Magdalena a las respectivas visitas higiénicas, de ser buchona, de hacer inteligencia para esos grupos informales del parapaís.
Acá no importa que sea la verdad científica o las más viles calumnias. En la sociología general, hace tiempo, está vigente lo que se llama Teorema de Thomas: no interesa si es o no verdad; la gente lo toma como tal y actúa en consecuencia. La pobrecita Candela no se crió en un entorno familiar sostenido por valores que se podrían llamar normales cuando cada día se sabe menos qué es lo normal y qué no. Por ejemplo, quién asesora a la presidenta de la república para que la reciba en la Casa Rosada cuando a esos niveles de protocolos no hay sentimientos que valgan. Encima de la frondosa currícula de la señora en el infame internismo peronista pateaban para distinto arco. A la luz de los acontecimientos, ahora luce como un incendio del que hubo que despegarla más rápido que urgente y por eso a nadie le parece casualidad que apenas minutos después de aparecido el cuerpo de la nena alguna mano piadosa, no se sabe si con o sin uniforme, dejara caer como al descuido un casete con la última llamada extorsiva de hace una semana, a las 22:00, atendita por la novia del Huevo. Pero ahora ocurre, tampoco se sabe a ciencia cierta si es verdad o no, si hoy ha salido o no el sol, había habido una docena de llamadas similares anteriores, incluso previas a la desaparición de la pibita y están los que presumen que el grupo familiar venia desde hace rato recibiendo extorsiones por algún vuelto u otra cuenta pendiente, en un ambiente como el de Villa Korea, de donde son nativos los Rodríguez y los Labrador, donde no hay hora para los secuestros y lo que sobran siempre son motivos.
La falta de indicios de ataques sexuales de cualquier tipo, marca de ataduras o amordazamiento, excelente estado en cuanto a alimentación e hidratación, ni un rastro de haberla tenido sedada, el cuerpo bien lavado y peinado después de la ejecución lleva ahora a pensar, primero, en alguna primorosa presencia femenina, por un lado, y por otro, que Candela permaneció todos esos días prácticamente casi por su voluntad o, cuando mucho, con la compulsa de argumentos contundentes. Se ha llegado inclujso a deslizar algo sentimental. ¿Qué quiso decir Aníbal Fernández cuando queriendo desinflar el globo, con ese estilo tan peculiar que tiene de hacerlo, recomendó no acelerar tanto porque en una de esas no había que extrañarse de que al final se estuviera frente a una travesura infantil? ¿Quién le escribe los libretos al gobierno y los asesora en imagen? ¿La Cámpora o Durán Barba?
Anoche, en tevé, el penalista Víctor Stinfale, un especialista en derecho aplicado más que jurista, puso todas las fichas al ajuste de cuentas, calificó a los padres de Candela de víctimas a pesar de todo y que los autores eran elementos de no mucha monta y que a lo sumo en quince, veinte días, capotan, se vienen abajo y van en chirona. La recompensa por los datos subió de los 100 mil pesos iniciales a 400 mil.
Sin embargo, este thriller sudaca, al uso nostro, por algún motivo, parece haber marcado un antes y un después de Candela. Definitivamente hay otra Argentina. Por lo pronto, el blindaje de que hace gala la primer mandataria ante valijas con plata, Schoklender, Jaime, el tren a Montevideo en lugar del tren bala, etc., ya ha desanimado tanto a un oposición desarticulada, más desorientada que Adán el Día de la Madre, que ni siquiera se han animado a por lo menos un intento de uso político del caso. La precariedad ciudadana en materia de la dichosa Diosa Seguridad hace rato que pasó lo pavoroso. Déjese de lado del caso García Belsunce porque es una exquisitez, pero hace pocos días atrás se declaró inocente a una jovencita de haber matado a su compañera de departamento por dos horas en las data de muerte: el forense que concurrió al lugar del hecho se olvidó el termómetro y a otra cosa, mariposa. Acaban se asesinar y violar a dos turistas francesas, nuestra reputación mundial en todos los niveles hizo que el presidente Sarcozy, ¡mon dieu!, llamara más que alarmado, discriminadores como son creen que se trata de un país donde son más peligrosas las autoridades que los delincuentes. Menos mal que dos de los presuntos autores se habían tomado, ellos sí, hasta la temperatura, incluso el agua de los floreros, y que un tercero se quebró porque las chicas estaban desaparecidas desde hacía más de una semana y los forenses que llegaron primero dieron una data de muerte de entre 36 y 48 horas. ¡Pero llevaban once (11) días de asesinadas! ¿Se habían olvidado el termómetro o el almanaque? Sin ponerse colorados los funcionarios salteños respondieron que de noche, en la Quebrada de San Lorenzo, a la sombra de los nogales, la de la famosa zamba de Los Chalchaleros, las temperaturas nocturnas de la época son muy bajas y la descomposición de la materia orgánica, por lo tanto, no es la misma que la de París.